Me he encontrado estas últimas semanas en una serie de eventos, situaciones de tipo cotidiano que, si bien han sido agradables y me han ayudado a comprender ciertas verdades de la vida, se han presentado de golpe; han sido un fluir constante de experiencias, cambios de situación y sobretodo una bendita estabilidad emocional, que hace mucho buscaba. Nuevamente, soy capaz de sonreír y disfrutar de las cosas pequeñas en la vida, de mis hijos no tengo mucho que agregar, solo que los amo y son la razón de este cabeza dura. He redescubierto amistades, amores y personas que alguna vez odié se han transformado con el correr de los meses en buenos amigos, en parte de este rompecabezas que voy armando, con piezas antiguas y nuevas esta vez, para darle un sentido a lo que pasó. Tengo el gusto de poder decir que vivo, respiro y siento, que cada día se vuelve una experiencia nueva, una gama de elementos que van dando forma a los sueños.
Tengo ganas de seguir , de construir y concretar más cosas de las que se han dado, forjar mis elementos se hace fácil ahora. Y solo ha sido un paso.
Hace unos días, mientras hablaba con mi amiga Mely, le decía que lo que me sostuvo durante el último año y meses, durante la separación y posterior quiebre con Camila, era la idea de que valiese la pena, que tuviese significado tanto dolor. Que si ella me amó y sacrificó nuestros sentimientos, yo estaba obligado por ese mismo amor a salir adelante, a demostrar a mi mismo quien soy. Aún lo creo, porque al final de todo, sigo siendo el chico del barrio obrero que siempre he sido, y también el hombre de otras batallas, amante de respirar y la piel, la misma piel que me condena, ahora me cura y hace renacer. El miedo es bueno ahora, solo es una manifestación de preservar mis pensamientos en orden, pero no domina mis decisiones. Voy camino a estar completo.
Y en parte, le debo todo esto a dos mujeres: una que lo sacrificó todo y la otra que me ha ayudado a mirar nuevamente. Gracias J. porque he estado ciego ante mi pena tanto tiempo, y me has hecho redescubrir mis motivos, mis decisiones. Te quiero y sabes que es de esa manera, es parte de lo que somos y quien sabe si será, solo necesito saber que hoy estoy bien, que soy capaz y nuevamente renovado.
¿Y mis juramentos? Mis promesas siguen en pie, solo que pertenecen al fuego que guía mi mano.
Curioso al final, descubrir tanto e tan poco tiempo.
Tengo ganas de seguir , de construir y concretar más cosas de las que se han dado, forjar mis elementos se hace fácil ahora. Y solo ha sido un paso.
Hace unos días, mientras hablaba con mi amiga Mely, le decía que lo que me sostuvo durante el último año y meses, durante la separación y posterior quiebre con Camila, era la idea de que valiese la pena, que tuviese significado tanto dolor. Que si ella me amó y sacrificó nuestros sentimientos, yo estaba obligado por ese mismo amor a salir adelante, a demostrar a mi mismo quien soy. Aún lo creo, porque al final de todo, sigo siendo el chico del barrio obrero que siempre he sido, y también el hombre de otras batallas, amante de respirar y la piel, la misma piel que me condena, ahora me cura y hace renacer. El miedo es bueno ahora, solo es una manifestación de preservar mis pensamientos en orden, pero no domina mis decisiones. Voy camino a estar completo.
Y en parte, le debo todo esto a dos mujeres: una que lo sacrificó todo y la otra que me ha ayudado a mirar nuevamente. Gracias J. porque he estado ciego ante mi pena tanto tiempo, y me has hecho redescubrir mis motivos, mis decisiones. Te quiero y sabes que es de esa manera, es parte de lo que somos y quien sabe si será, solo necesito saber que hoy estoy bien, que soy capaz y nuevamente renovado.
¿Y mis juramentos? Mis promesas siguen en pie, solo que pertenecen al fuego que guía mi mano.
Curioso al final, descubrir tanto e tan poco tiempo.
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