domingo, 19 de abril de 2009

Estrellas.

Hoy, mientras caminábamos con Pascual hacia el paradero de buses, mi hijo hizo un comentario que me ha dado vueltas desde un tiempo. Dijo, sonriendo con esa cándida alegría que le caracteriza, que su hermano Matías, él y yo eramos estrellas que están en el cielo.
Para mí, ambos niños son astros en un cielo purpúreo, basta con sentir su calor y ellos brillan cada día más. No es fácil estar lejos de ellos, al menos físicamente, pero está claro que donde voy, sus caricias se hacen el complemento para mis pasos. Me hago viejo, eso queda claro, y extraño el tener una familia convensional para cuidarles, pero si mis hijos me necesitan siempre papá está en el lugar, siempre.
No sé si soy una estrella caída, como antes un ángel de alas rotas y sueños a tono, pero si ellos ven eso en su progenitor es por algo. Todo tiene su lugar, y ahora mismo, su momento aunque lejano, es cada vez más patente.
Gracias Pascual por recordarme que ustedes me han elegido de padre.

miércoles, 15 de abril de 2009

Curiosidad.


Me he encontrado estas últimas semanas en una serie de eventos, situaciones de tipo cotidiano que, si bien han sido agradables y me han ayudado a comprender ciertas verdades de la vida, se han presentado de golpe; han sido un fluir constante de experiencias, cambios de situación y sobretodo una bendita estabilidad emocional, que hace mucho buscaba. Nuevamente, soy capaz de sonreír y disfrutar de las cosas pequeñas en la vida, de mis hijos no tengo mucho que agregar, solo que los amo y son la razón de este cabeza dura. He redescubierto amistades, amores y personas que alguna vez odié se han transformado con el correr de los meses en buenos amigos, en parte de este rompecabezas que voy armando, con piezas antiguas y nuevas esta vez, para darle un sentido a lo que pasó. Tengo el gusto de poder decir que vivo, respiro y siento, que cada día se vuelve una experiencia nueva, una gama de elementos que van dando forma a los sueños.
Tengo ganas de seguir , de construir y concretar más cosas de las que se han dado, forjar mis elementos se hace fácil ahora. Y solo ha sido un paso.
Hace unos días, mientras hablaba con mi amiga Mely, le decía que lo que me sostuvo durante el último año y meses, durante la separación y posterior quiebre con Camila, era la idea de que valiese la pena, que tuviese significado tanto dolor. Que si ella me amó y sacrificó nuestros sentimientos, yo estaba obligado por ese mismo amor a salir adelante, a demostrar a mi mismo quien soy. Aún lo creo, porque al final de todo, sigo siendo el chico del barrio obrero que siempre he sido, y también el hombre de otras batallas, amante de respirar y la piel, la misma piel que me condena, ahora me cura y hace renacer. El miedo es bueno ahora, solo es una manifestación de preservar mis pensamientos en orden, pero no domina mis decisiones. Voy camino a estar completo.
Y en parte, le debo todo esto a dos mujeres: una que lo sacrificó todo y la otra que me ha ayudado a mirar nuevamente. Gracias J. porque he estado ciego ante mi pena tanto tiempo, y me has hecho redescubrir mis motivos, mis decisiones. Te quiero y sabes que es de esa manera, es parte de lo que somos y quien sabe si será, solo necesito saber que hoy estoy bien, que soy capaz y nuevamente renovado.
¿Y mis juramentos? Mis promesas siguen en pie, solo que pertenecen al fuego que guía mi mano.
Curioso al final, descubrir tanto e tan poco tiempo.