viernes, 28 de agosto de 2009

33


Y llegó el día fatal, aquel que esperaba durante tanto tiempo, y me siento libre, un poco más extraño de lo habitual, pero sobretodo con la conciencia en paz.

Cumplo 33 años (la edad de inicio), y veo tras de mí una estela de eventos y situaciones, muchos sentimientos rotos, sueños rotos, esperanzas rotas. Y también mucho placer, alegría, amor (mis hijos son todo en mi vida; aún cuando no viven conmigo, tienen mi completa atención, y lo más importante, mi corazón), música, cientos de letras, millones de libros y pensamientos tórridos o inocentes, dependiendo quien mire en ello. Postulados y razones, filosofía barata, de copas, de bares, de seducción; no soy un ángel, lo sé desde siempre, pero me declaro divino porque si, porque es lo que se espera de mi como individuo, o mejor dicho, porque solo soy un reflejo de ser humano.

Me siento en la cima de una montaña muy alta, ya no esperando a que la iluminación llegue (eso queda para los tontos), tampoco necesitando una misión sagrada por la cual tomar causa alguna, solo mi alma, mi mente y cuerpo. Solos los tres y uno.

Hay un agujero en la literatura universal; pretendo llenarlo. Existe un vacío en la narrativa, que es el espacio mío, el que siempre espera por mis actos. Me declaro absolutamente en control.



Vicente Pascual Moscoso.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Maldito Duende


Declaro públicamente mi molestia, por quienes olvidan sus orígenes; esto, a título de la última discusión con mi hermano mayor. Sin entrar en detalles, necesito una catártica espiral de crecimiento ahora mismo. Por ello, y porque me gusta el trabajo de Enrique Búnbury, es la letra de hoy.

Maldito duende.

He oído que la noche,
es toda magia,
y que un duende te invita a soñar
y se que ultimamente apenas he parado
y tengo la impresion de divagar.
amanece tan pronto
y yo estoy tan solo
y no me arrepiento de lo de ayer.

Si las estrellas te iluminan
y te sirven de guía
te sientes tan fuerte que piensas que nadie te puede tocar.
Wo wo wooo wooo ...
Las distancias se hacen cortas,
pasan rápidas las horas
y este cuarto no para de menguar
y tantas cosas por decir,
tanta charla por aquí
si fuera posible escapar de este lugar.

Amanece tan pronto
y yo estoy tan solo,
que no arrepiento de lo de lo de ayer.

Si las estrellas te iluminan
y te sirven de guia,
te sientes tan fuerte que piensas que nadie te puede tocar.
Woo woou woou ...

Amanece tan pronto
y yo estoy tan solo,
que no arrepiento de lo de lo de ayer.

Si las estrellas te iluminan
y te sirven de guia,
te sientes tan fuerte que piensas que nadie te puede tocar

lunes, 17 de agosto de 2009

Anormal.

No es raro escuchar a otros hablar sobre lo que es normal; las veces que esa palabra se han cruzado, de manera negativa por cierto, con mi definición de bienestar y comodidad, son múltiples, y todas con el consiguiente elemento ofensivo: "Lo que pasa", suele declarar cualquiera (inserte un nombre aquí), "es que tu no eres normal. La gente normal funciona, vive, respira y se mueve por parámetros estables de conducta".....cierto. La pregunta surge cuando debo reconocer que vivo en una sociedad enferma, estúpida, donde lo normal es encontrar divertido programas como "Morandé con compañía" o "Yingo", y no existe cabida para inquietudes más de tipo intelectual.
Todo ello me lleva a trabajar en un manifiesto sobre la anormalidad y sus consecuencias, además de declararme absolutamente diferente, y punto. O escrito de manera simple: sigo siendo FREAK.

lunes, 3 de agosto de 2009

Sergio Meier

Ha muerto una de las plumas más talentosas que la ciencia ficción nacional pudo producir. Sergio Meier, un hombre joven de 43 años de edad, perdió su batalla contra el cáncer.
No puedo contener el flujo de palabras que vienen a mí, al pensar en las dos oportunidades que compartí con él. La primera, durante unas jornadas de ciencia ficción en la Universidad de Santiago, donde Roberto me acompañaba. Un café, un consejo y algunas bromas como dos personas completamente comunes. La segunda oportunidad se presentó varios años después, ya con su segundo libro presente en las estanterías, siendo valorado como autor y comenzando a dar forma a lo que ha sido una carrera prometedora; interrupción coital en la autopista del arte.
Veo como las mejores mentes de mi generación dan un paso al lado, prefieren no arriesgar la vida que socialmente alcanzan, y nos dejan sin palabras para comprender un entorno rico en matices, pero pobre en espíritu; tenemos hambre de basura y no de delicadas formas, poseemos la capacidad para dar vida a nuestros sueños y no somos capaces de enfrentar a diario que nos mata estar tras de un pc, tipeando y llamando a gente tan cansada y muerta como nuestra alma. Y cuando uno destaca, cuando su camino se hace prometedor y comienza a jugar con los elementos que siempre ha poseído en su cabeza, es arrancado simplemente del juego....ahora comprendo la urgencia de crear.
Sergio Meier era un hombre acogedor, peculiarmente atrapado en su obra, y absolutamente vivo. Quiero creer que su muerte fue igual, imaginando formas de trascender a esta cáscara blanda que nos deja, a esta materialidad básica que nos encierra.
Hoy, miro los libros que suelo leer cada cierto tiempo, y dos se han agregado a la lista; espero que en el café donde se encuentre ahora mismo, Phillip K. Dick le comente al azar el secreto del universo.