jueves, 13 de junio de 2013

¿Que tal si te vas a la cresta un rato?

  Me parece de mal gusto tratar a la gente como si el tiempo no hubiese pasado, o peor, como si debiesen actuar en el punto donde se dejó una relación que, precisamente no trasciende gracias a la falta de respeto y tolerancia. Y me hace gracia, básicamente encontrarme con dos personas esta semana a quienes no les ha pasado el tiempo, al menos de forma mental y sicológicamente hablando, y que han abrazado toda esa malicia torpe de la adolescencia para justificar sus malas formas.
 Mientras esperaba a Fran hace unos días, un tipo se me acerca y me saluda, llamándome con un nombre que ya no uso y al cual no respondo. Era precisamente uno de aquellos seres humanos que nunca fue cercano, no tuvimos más que algunas palabras de cortesía y algo así como coincidencia en algunas fiestas. Básicamente, un conocido, quien por lo demás tenía malas costumbres, actuaba de mala fe y solía inventar historias de la gente con quien se rodeaba. Una vez estuvo diciendo que me iba a golpear por un asunto de faldas y otra, que junto a varios amigos de él me iban a descrestar por un lío con un amigo de infancia. Lo miré dos veces, y le dije que mi nombre es Vicente, solo eso bastó para que se disculpara, mirase con ojos de confusión y me dijese que me parecía "caleta" a "un amigo suyo". Luego se fue caminando con paso ligero hacia su destino.
  El segundo incidente es más complejo, requiere paciencia y análisis. En este caso, vi a alguien que suelo topar cuando salgo en locomoción, su nombre es Aldo y si, a él le recuerdo con afecto, pero no trascendió más allá de una amistad de "carrete", esto es, solo nos juntábamos para ir de fiesta en fiesta y compartir algo más. Nunca amigos más allá, nunca tan cercanos aunque si hubo cariño. Y nuevamente, después de un par de canciones interpretadas por el (estaba en el bus cantado y tocando la guitarra) se acercó, hablamos y el nombre tan manido sale. Lo entiendo, si no me vez en 15 años, es difícil recordar que me cambié de nombre, que ahora uso y aplico mi derecho a ello, pero solemos coincidir cada ciertos tiempos, y a él si le comenté sobre el mismo cambio. En fin, aparte, comienza a predicar sobre el anillo que llevo en mi mano izquierda, dando a entender que él sabe que significa perfectamente, ante lo cual cuando le señalé el motivo y que es en realidad (nunca uso algo que no conozca), solo porfió y actuó como esperando que aceptara lo dicho. No tengo problemas con la gente y sus percepciones, si estas son compartidas o planteadas desde la necesaria búsqueda de respuestas, pero un motivo por el cual me he alejado de muchos es que no acepto la imposición de una verdad como absoluta, la denostación de otros y sobretodo, esa patuda certeza que suelen tener gente que cree en una verdad. Acepto que suelo ser intratable e intransigente con temas que manejo bien, pero me parece extraño que alguien entre por momentos en la vida de otros y pretenda instruirle en el arte de vivir.
   Quiero creer que esto tiene un significado más allá de lo curioso, no tanto como anécdota del diario ser, sino más bien un llamado de alerta sobre los mismos defectos que tengo como persona. Y es por ello que escribo, reflejo en el fondo los defectos de los que cargo mi alma a veces y observo como la gente que alguna vez conocí no comparte el mismo proyecto de vida, funciones o simplemente el saludo....Al menos, ya tengo claro que soy otro, alguien diferente a lo anterior. Y eso me libera.

miércoles, 5 de junio de 2013

Días por venir.

 Extraño los momentos que se pierden entre miradas. Son peores los que se van con la conciencia en ello, cuando decides que es mejor dar un paso al lado y no dejar de respirar por ver caer las hojas en la tarde. Y aún más grave es el saber que, a pesar de todo lo que puedes necesitar, hay un espacio vacío en tu conciencia cuando te dejas estar.
 Una obra inconclusa es una vida hecha de consecuencias ante actos inconscientes, un camino lleno de arcanos 0 jugando con la brisa, sin avanzar y solo mirando a los otros envejecer, mientras la eterna apatía de las horas  se hace presente, convence a la nostalgia que participe en el juego eterno que es esta anomalía llamada mi vida. Me hago viejo en pensamientos y no condiciono el saber a lo que debe aplicarse. Me hago viejo, y punto. Y temo por los días que han de venir, con esa sonrisa de que todo va a salir bien, que tenemos miles de vidas y simplemente bajo ese prisma, podemos perder una en cuantos siglos....

miércoles, 29 de mayo de 2013

Tormenta de los días por venir.

  Y fue que la lluvia cayó al mismo tiempo que la tarde, en un conjunto de palabras que juegan en mi mente, mientras pienso en los errores y aciertos de las últimas semanas. Por dos días no he  dormido acompañado, salvo por el recuerdo de su cuerpo y una ansiedad que no deja mi estómago y mi piel, a la vez que imágenes vívidas caminan con mi imaginación. De noche, solo yo, y mi conciencia tenemos tiempo para recordar rostros perdidos en el registro de años, gente que amé y a quien traicioné, y otra a la que he sido fiel más allá de cualquier expectativa, sin esperar un gesto de aprecio en ello. Solo debía hacerse.
  Pienso en las mujeres que fueron amigas, compañeras y amantes, luego putas, de tarde en tarde consejeras y enemigas, pero sobre todo hembras, de una piel y calidez que te roba el aliento, de sonrisa franca y destino tan pueril que te llenan de gozo. Gracias a ellas es que puedo amar hoy, sin miedos, sin resquemores, a la mujer que elijo como compañera en este viejo mundo perdido, con quien forjo mi familia. Es en ellas donde descubrí secretos púdicos y privados, y unos cuantos de los otros, de aquellos que susurro al oído de la Diosa madre.
  He caído en la cuenta que mis padres son sabios, torpes y pequeños, niños jugando a ser adultos y sobretodo, nobles de naturaleza y pensamiento. Si algo bueno existe en mi, es gracias a la guía de ellos, aún en los peores momentos apoyan mis decisiones y esperan que sea feliz. No piden para ellos más que eso, que sus hijos sean justos con la vida y recompensen al mundo por los dones recibidos. 
  Amo a mis hijos, mientras la lluvia sigue cayendo en esta ciudad gris, con todos de colores profundos. Son la raíz de mis cambios y búsqueda. Por cada logro de ellos doy fe que he de luchar hasta la locura, siempre reconociendo que puedo más, que debo más y necesito aprender más. Soy alumno de dos maestros en vida, espero estar a la altura de las circunstancias. 
  La tormenta amaina en esta ciudad dormida, y yo quiero seguir mi ruta. Aún hambriento, aún loco, aún santo y puto cabrón. Amén.

sábado, 19 de enero de 2013

Verbi vitae

  Nunca estuve conectado a mis letras, arte o música, al menos durante los últimos quince años. Siempre escribiendo con miedo o inconexo más bien, como si aquel motor que me daba vida no deseara más que vegetar, larvario permanente, un estado de potencial absoluto sin desarrollar. En este período solo he desarrollado ideas, argumentos y líneas, pero no obras concretas, a excepción de un puñado de buenos cuentos y críticas de cine y arte. Cierto,me he embarcado en proyectos, en modelos y un taller de comics que, románticamente heroico , hizo de mi una mejor persona al tener la dicha de enseñar a tan buena alumna. También me estrené y desarrollé como padre, que no tan buen proveedor, de la mejor manera posible. Y es este momento, a las puertas de un cambio nuevo ( y van...), con novia, dos hijos y perro, no tengo más remedio que despertar. He intentado de la manera correcta, la forma y modos de papá, lo formal, trabajo de oficina, estudiar una carrera e incluso en el fascinante mundo de restaurantes y bares, y la respuesta de la vida misma es " solo temporal". No esperaba verme tan desesperado como este año, recurrir a mis padres por dinero cuando ya estaba encarrilado y pagando de mi bolsillo todos los gastos pertinentes no ha sido lo óptimo, y sinceramente la experiencia de trabajar en un "Aplebee's" no fue lo mejor que pudo ser, pero es otra historia. Como sea, ahora mismo me estoy dedicando a leer el tarot, anotar todo lo que puedo y tengo para hacer, bocetos, definir páginas y desarrollar entrevistas para el otro blog. En fin, proyectos, proyectos, proyectos....pero con un norte definido, el bienestar de quienes amo, y la satisfacción de hacer lo que me nace mejor, y ganando dinero.
  ¿Quien dice que tirarse de cabeza a los treinta y tantos es suicida? A veces, solo la locura nos salva de perdernos en una maroma eterna y vacía. Y eso, es verbo.