sábado, 19 de enero de 2013

Verbi vitae

  Nunca estuve conectado a mis letras, arte o música, al menos durante los últimos quince años. Siempre escribiendo con miedo o inconexo más bien, como si aquel motor que me daba vida no deseara más que vegetar, larvario permanente, un estado de potencial absoluto sin desarrollar. En este período solo he desarrollado ideas, argumentos y líneas, pero no obras concretas, a excepción de un puñado de buenos cuentos y críticas de cine y arte. Cierto,me he embarcado en proyectos, en modelos y un taller de comics que, románticamente heroico , hizo de mi una mejor persona al tener la dicha de enseñar a tan buena alumna. También me estrené y desarrollé como padre, que no tan buen proveedor, de la mejor manera posible. Y es este momento, a las puertas de un cambio nuevo ( y van...), con novia, dos hijos y perro, no tengo más remedio que despertar. He intentado de la manera correcta, la forma y modos de papá, lo formal, trabajo de oficina, estudiar una carrera e incluso en el fascinante mundo de restaurantes y bares, y la respuesta de la vida misma es " solo temporal". No esperaba verme tan desesperado como este año, recurrir a mis padres por dinero cuando ya estaba encarrilado y pagando de mi bolsillo todos los gastos pertinentes no ha sido lo óptimo, y sinceramente la experiencia de trabajar en un "Aplebee's" no fue lo mejor que pudo ser, pero es otra historia. Como sea, ahora mismo me estoy dedicando a leer el tarot, anotar todo lo que puedo y tengo para hacer, bocetos, definir páginas y desarrollar entrevistas para el otro blog. En fin, proyectos, proyectos, proyectos....pero con un norte definido, el bienestar de quienes amo, y la satisfacción de hacer lo que me nace mejor, y ganando dinero.
  ¿Quien dice que tirarse de cabeza a los treinta y tantos es suicida? A veces, solo la locura nos salva de perdernos en una maroma eterna y vacía. Y eso, es verbo.