lunes, 15 de agosto de 2016

12 días hasta la muerte.

 Muerte: Del latín Mors, Mortis. Literalmente significa muerte o cese de funciones biológicas a un nivel absoluto. Bajo el parámetro biológico, muerte significa fin de nuestras funciones corporales, donde cada una de ellas deja de funcionar, para comenzar con el proceso de necropsia celular, y posterior pudrición de la materia. Bajo el aspecto emocional, es la ausencia de un ser querido, de forma forzosa o voluntaria, a quien no podemos acceder por medios naturales, entrando su presencia al apartado de la remembranza. Según el Tarot, en cualquiera de sus versiones y diseños, representa el cambio, el fin de un estado y el paso a otro, la puerta de lo desconocido, el umbral en que vemos el reflejo de nuestras acciones tener un fin; no es un estado definitivo, pues solo es un paso a otro plano, a otra esfera y avance, algo que, curiosamente, coincide en pleno con la creencia que tiene de ello la física quántica. 
 Muerte.Vida. Muerte otra vez. Nacemos, y nuestra única certeza plena al momento de tomar conciencia, es que la muerte será presencia en nuestras vidas. Como definamos los hechos que nos rodean, la forma en que vivimos el viaje, solo depende de nosotros, de nuestro valor y decisiones que tomemos en el mismo, haciendo de esta obra, la más grande de todas. Con el fin, damos pie al principio, en un circuito ascendente, una espiral que nos vuelve parte del todo y un todo por si. Conciencia universal en el medio. Todo ello, a título de cumplir cuarenta años.
 En doce pasos, avanzo irreversible hacia el camino que he trazado, con marcas de arena en los pies, y sin la certeza absoluta que pensé tener a estas alturas. No me malinterprete quien lea estas palabras, siento más fuerzas hoy que ayer, ante los embates de la vida y, ciertamente, un dejo de sabiduría me acompaña cada mil palabras. No considero mi vida un desperdicio, pues he aprendido de ella cada momento vertido en esta fuente, el conocimiento siempre se ha encontrado a palmos de mano, y me he visto acompañado por quienes son fuertes pilares en la obra que construyo. Mis hijos son un regalo, un presente que hace a diario amar la vida y todas sus facetas, lo mismo mi mujer, compañera tan elusiva que, al correr de esta carrera, pudimos alcanzar el uno al otro, y tomarnos las manos. Por todo ello, sé que al llegar estas fechas, debo dejar ir al niño, sin perder el significado de su alma, atesorar sus enseñanzas gracias a los recuerdos que acumulo, y vivir nuevamente, la experiencia de una muerte en paz, con el inicio de este nuevo año para mí, de estos cuatro pilares que sostienen la obra.
  Mi extraña risa calla hoy, mis letras dan en parto natural, no forzoso, la bienvenida a mi dama con sombrilla, una amiga, una confidente. Doy gracias por lo vivido hasta hoy, dejo ir mis miedos, mis temores e inseguridades, en la pira que he preparado por tanto tiempo, y volaré libre, con el alma en llamas, pues pronto sera mi otra vida, mi puerta. Nada termina, nada es para siempre, solo la constante de cambio en el universo. Eso, y el inmenso amor del que somos capaces.

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